
Arte y diseño contemporáneo
Arte textil contemporáneo de Santiago del Estero
El particular emplazamiento geográfico de Santiago del Estero marcó desde tiempos prehispánicos su condición de ser un espacio de encuentro e integración. Su población se fue nutriendo con migraciones de pueblos de distinto origen, fundamentalmente andino (diaguitas) y amazónico (tonocotés), y en épocas más tardías con la presencia de pueblos provenientes de la región chaqueña (guaikurúes y lules) y de las Sierras Centrales (comechingones y sanavirones). Todas estas etnias encontraron en las llanuras santiagueñas una tierra propicia para asentarse que con el tiempo, dio como resultado un riquísimo mosaico cultural.
La práctica textil tiene una historia milenaria en Santiago del Estero. El “progreso” tecnológico e industrial y la consecuente desvalorización del modo de vida tradicional y sus costumbres, hicieron que esta tradición se fuera perdiendo entre los pobladores actuales, aunque en la actualidad se encuentra en franca recuperación.
El arte textil santiagueño constituye un patrimonio propio de la Argentina, de gran valor estético y cultural, cuyo estudio revela múltiples historias y tradiciones. También es una forma de expresión plástica que encierra, a la manera de un lenguaje simbólico, diversos significados que el estudio apropiado permite descifrar y desplegar en su más amplia dimensión. Encierra, entre otros, el significado de lo natural, lo tradicional originario y de la histórica convivencia de la diferencias en la diversidad.
A través de sus materiales, sus colores y texturas, provenientes de fibras y plantas tintóreas del monte santiagueño, el arte textil nos acerca parte de la naturaleza aún virgen. La estética propia de su carácter artesanal transmite, en forma eminentemente sensible, los rasgos propios de las formas de vida tradicionales, no influidas o transformadas totalmente por la cultura occidental, y por lo tanto más ligadas e integradas al entorno natural y sobrenatural.

En sus diseños, sus técnicas y sus estructuras compositivas, es posible encontrar tanto las pervivencias de las raíces indígenas como la historia cultural más reciente, huellas de las diversas tradiciones culturales que se cruzaron a lo largo de la historia.
Aún entre los especialistas, el arte textil de Santiago es poco conocido, y por lo tanto, muy poco valorado. Por eso, nuestra investigación apuntó no sólo a incrementar el conocimiento sobre ese valioso patrimonio, sino a su revalorización, al estímulo de su práctica y la recuperación de sentidos y contenidos simbólicos de larga data, profundamente olvidados o reprimidos.
Identificamos y caracterizamos en los textiles contemporáneos la vigencia de elementos iconográficos de origen indígena, en su gran mayoría de procedencia andina. Aunque hemos rastreado a través de las tradiciones cerámicas un motivo típico de la tradición chaco santiagueña: el búho, llegando a plantear la hipótesis de que esa antigua idea, transformada en sus formas y significados originales, ha perdurado hasta la actualidad y es posible encontrarla en un grupo de motivos muy característicos del arte textil contemporáneo que hemos llamado “de los brazos abiertos”.
Fragmento e imágenes tomados del libro “Diseños indígenas en el arte textil de Santiago del Estero”,
FIAAR (2002) escrito por Ana María Llamazares y Carlos Martínez Sarasola
El motivo del búho
Es posible que las primeras influencias de las culturas selváticas -que podrían haber llegado a Santiago del Estero hacia el año 800- correspondan a la cerámica Sunchituyoj. El tema decorativo por excelencia de este estilo es la imagen estilizada del búho, que aparece insistentemente en las grandes urnas globulares.
Este motivo presentó diferentes fases de desarrollo; en general, la imagen es más naturalista y curvilínea en los primeros tiempos, y poco a poco tiende a hacerse más geométrica y a asociarse con rayas, enrejados, espirales, series de triángulos y escalonados.
A pesar de estos cambios, el patrón fundamental se mantuvo: el búho se representa siempre de frente, con sus ojos redondos muy abiertos -con las pupilas dilatadas, como en su típica mirada nocturna-, y sus alas abiertas y desplegadas. Estas forman dos arcos, y se van integrando con motivos geométricos rayados y escalonados, que parecen simular el plumaje. También aparecen bien marcadas la cola, abierta en actitud de vuelo, y las patitas, sumamente esquematizadas.
En los textiles actuales, el motivo de los brazos abiertos puede remitir, quizá, a esa lejana influencia amazónica. Totalmente desnaturalizado en formas geométricas, o incluso reconvertido en vegetal, allí nos parece encontrar el mismo patrón compositivo básico: a uno y otro lado de un claro eje de simetría (un zigzag, una raya, una sucesión de triángulos), dos proyecciones semicirculares (¿las alas?), generalmente orientadas hacia abajo y formadas por triángulos adosados o figuras escalonadas.

Urna Sunchituyoj, Colección Museo E. y D. Wagner, Santiago del Estero

Cubrecama contemporáneo con motivos
estilizados que semejan las alas del búho

Fragmento tomado del capítulo “La herencia indígena” del libro “Teleras. Memoria del monte quichua”,
Ediciones Arte Etnico Argentino (2005), escrito por Ana María Llamazares y Carlos Martínez Sarasola.
Imágenes y gráfico tomados del libro “Diseños indígenas en el arte textil de Santiago del Estero”,
FIAAR (2002) escrito por Ana María Llamazares y Carlos Martínez Sarasola.